martes, 23 de agosto de 2011
Milagros de nuestra señora
El maestro Gonzalo de Berceo, para en un prado verde, una tierra que parecía ser perfecta. Todo era hermoso, parecía un paraíso. Pero el maestro descubrió que aquel que estuviese ahí tenía que ver con religión. El pasto tenía verduras que siempre perduraban ahí, la verdura virginal. Al igual que la madre de dios esta verdura es eternamente ilesa. Si se cortaba una flor crecían 3 o 4 más. La estrella que todo marinero seguía para llegar a su puerto era la virgen. Todo al igual que en el paraíso era bello y daría felicidad vivir ahí entre tantos santos naturales.
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